Proyecto Muketurri
Se dice que la resiliencia es la capacidad de adaptarse a la adversidad.
Si pienso en Etiopía, resiliencia es la segunda palabra que se me aparece
La población etíope conoce lo que la palabra adversidad significa, y desde lo más inherente de su persona, tratan, día a día, de hacerse fuertes.
Si pienso en Etiopía, resiliencia es la segunda palabra que se me aparece
La población etíope conoce lo que la palabra adversidad significa, y desde lo más inherente de su persona, tratan, día a día, de hacerse fuertes.
Quizás las pulseras son el claro ejemplo de esta palabra.
En el 1998 Eritrea y Etiopía libraron un conflicto a causa de la ocupación de un terreno que duró dos años, generando un dolor para toda la vida. Dos países vecinos se separaban, con violencia y dolor.
En el 1998 Eritrea y Etiopía libraron un conflicto a causa de la ocupación de un terreno que duró dos años, generando un dolor para toda la vida. Dos países vecinos se separaban, con violencia y dolor.
Del lodo crecen las flores, dicen, y en este caso de las balas crecen las pulseras. Una gran parte de las mujeres, con sus maridos en la guerra y con una situación de inestabilidad muy grande, vio la posibilidad de convertir las balas en pulseras, y así, originariamente, nacieron el diseño, el material, y el simbolismo de estas pulseras.
Desde la Fundación Emalaikat apostamos por un modelo donde sepamos sacar brillo de las situaciones más complicadas. Dada la sequía por la que este país se ha visto toda la vida azotado, Emalaikat nace con el propósito de facilitar el acceso a agua potable a los lugares más remotos y secos del mundo.
Hasta 2020 se han excavado, en Etiopía, 119 pozos, y perforado 6, con un total de 1.021 familias que disponen de agua (unas 7.147 personas aprox.) Una vez que vemos que esta necesidad queda cubierta, damos el siguiente paso a la educación y a la nutrición, siempre de la mano.
Por ello llevamos a cabo la creación de centros materno-infantiles, con la finalidad de que los niños y las niñas aprendan mientras se alimentan de forma saludable al menos dos veces al día. Todo comenzaba a rodar.. Pero diagnosticamos una necesidad: ¿Dónde estaban aquellos niños y niñas con diversidad funcional? No existían? O no tenían hueco en la sociedad? Empezamos a ver que sí había estos niños, pero que estaban en sus casa, sus familias cargaban con el estigma de la salud mental, de la diversidad funcional, y esa losa les hacía avergonzarse y ocultar que tenían este tipo de situaciones en casa.
De esta realidad nace nuestra aula especial, un lugar pionero en la región donde menores con diversidad funcional (TEA, síndrome de down, Parálisis cerebral, etc) tienen su sitio.
Poco a poco hemos trabajado, siempre de la mano de las personas locales, en generar un espacio de respeto e intercambio, de enseñanza y dignificación de la persona, para así, entre todas, dejar el mundo mejor de lo que lo encontramos. Las maestras etíopes del aula especial, trabajan todos los días de sus vidas en derrocar el estigma, en mostrar a los habitantes de Muketurri y alrededores que ser diferente es simplemente eso, ser una persona con diferentes capacidades, con su lugar en el mundo y con capacidad de transformarlo.
Poco a poco hemos trabajado, siempre de la mano de las personas locales, en generar un espacio de respeto e intercambio, de enseñanza y dignificación de la persona, para así, entre todas, dejar el mundo mejor de lo que lo encontramos. Las maestras etíopes del aula especial, trabajan todos los días de sus vidas en derrocar el estigma, en mostrar a los habitantes de Muketurri y alrededores que ser diferente es simplemente eso, ser una persona con diferentes capacidades, con su lugar en el mundo y con capacidad de transformarlo.
Gracias a las diferentes entidades y personas colaboradoras, nuestro aula especial crece, los más pequeños se van haciendo grandes de nuestra mano, hemos creado un nuevo aula de terapia, y la estimulación cognitiva está a la orden del día. Nuestro sueño es que este aula sea luz y puente para generaciones venideras, que con nuestro granito de arena, la sociedad se haga fuerte frente al estigma y a los obstáculos, y que juntos, podamos seguir haciendo camino, haciendo, como hicieron las mujeres etíopes en su momento, pulseras de las balas.
DearMoon se ha dejado tocar por esta realidad, se ha acercado al otro lado del mundo, donde, incluso en las situaciones más complicadas, la luna brilla con la misma intensidad que en nuestro hemisferio.
Aunque no compartamos la misma noche, seguimos y seguiremos compartiendo la misma luna, y de esta manera lo conseguiremos acercándonos más a esta realidad.
Aunque no compartamos la misma noche, seguimos y seguiremos compartiendo la misma luna, y de esta manera lo conseguiremos acercándonos más a esta realidad.
Si quieres saber más, escríbenos y te contaremos más sobre el proyecto. Si quieres hacer un donativo puntual o colaborar de forma continua con Emalaikat lo puedes hacer dirigiéndote a la cuenta bancaria (registrada de forma oficial):
ES1701822012980201528472 con el asunto: Special needs y el destinatario Esther Kerubo